Colombia posee uno de los conflictos internos más antiguos en el mundo, este se constituye en el problema más agudo que posee la nación y es por ello que las encuestas muestran como la opinión pública nacional señala el fin del conflicto armado como el mayor anhelo de nuestro país.
Como educadores, pedagogos o formadores consideramos que la búsqueda de la escurridiza paz pasa por crear una sociedad con justicia social, y para ello, la educación cumple un rol central y un modelo educativo como el de La Corporación Iberoamericana de Estudios – CIES se constituye en un referente obligatorio en ese propósito que tenemos como nación.
Para aclarar estos planteamientos, en primer lugar debemos hacer tres precisiones:
- La paz no puede ser entendida desde una perspectiva reduccionista, es decir como el desmantelamiento de las denominadas organizaciones insurgentes, criminales o de traficantes de drogas.
- La educación sin lugar a equívocos cumple un rol protagónico en esta búsqueda de justicia social.
- En Colombia el ingreso a la educación, especialmente a la educación superior y de mayor manera a la educación superior de calidad está delimitada principalmente por dos premisas: Dinero y méritos.
Consecuentemente si la paz es mas que silenciar las armas, que para ello necesitamos justicia social y si la justicia social pasa por tener un sistema educativo equitativo y de calidad; debemos entender por qué el sistema educativo actual no es equitativo, por qué la meritocracia es una falacia y cómo el modelo CIES puede inspirar el diseño de un sistema educativo justo.
Jeannie Oakes directora de educación de la Fundación Ford y una autoridad mundial en materia educativa propone que Colombia debe cambiar sus políticas públicas de acceso a la educación superior, dado que basarlas solo en exámenes o pruebas de conocimientos generan mayor inequidad.
Lo anterior es del todo cierto, pero más grave aún, dado que el sistema para ingresar a Las Instituciones de Educación Superior – IES – en el país se basa en tener dinero para pagar matrículas y semestres de varios millones, o en competir por los escasos cupos de las instituciones de educación superior públicas, con base en los resultados de una prueba estandarizada.
Este sistema ha conducido a que acceder a la educación superior sea solo para una elite, elite que para el año 2013 asciende al 42% de los jóvenes que egresan de la educación media, de los cuales el 55% los atienden las IES públicas, es decir por “ méritos” y el otro 45% las IES privadas, es decir por dinero. Con base en lo anterior, debe entenderse que de cada 100 jóvenes entre los 17 y 21 años que terminan su bachillerato, sólo 37 ingresan a la educación superior.
Consecuentemente, cabría hacerle varias preguntas a los responsables del diseño de la Política Pública Educativa en el país: y los restante 63 jóvenes que no ingresan a la IES ¿están condenados al ostracismo social ?; ¿Y si es madre adolescente o soltera no puede tener derecho a ingresar la educación superior ?, ¿y si tengo 40 años, hijos y un trabajo con bajos ingresos no puedo ejercer el derecho a la educación ?. ¿Desde cuando un examen escrito a los 17 años es capaz de determinar mis capacidades presentes y futuras?, Y ¿por qué esta prueba se constituye en el determinante para condenarme a ser un ciudadano exitoso o un individuo fracasado ?
Es evidente que este sistema de inspiración neoliberal denominado Meritocràtico, en su estructura recoge una serie de falacias sociales dado que “ Una sociedad meritocràtica, no reduce ni elimina la desigualdad, simplemente redistribuye las probabilidades de estar en el grupo aventajado “.
Por todo lo anterior es que un modelo educativo inédito en el país como es CIES, condensa una serie de aspectos en su diseño que permiten el acceso a la educación de jóvenes, mujeres, adultos, y adultos mayores, citadinos y rurales sin más requisito que los legales, no condiciona el ingreso a pagos de matrícula o semestre, flexibiliza los currículos de tal manera que el trabajo, la familia y otros compromisos sociales no imposibiliten educarse y finalmente da la opción de ser técnico o profesional.
Todas estas bondades del Modelo CIES, son innegables ventajas para construir una Política Pública Educativa cimentada en la equidad, como un gran aporte a la justicia social; es decir, que sí posibilitaría La Educación como un Derecho y no como un Privilegio, lo que realmente y sin lugar a dudas se constituiría en una significativa contribución a la consecución de La Paz.
Por: J. Aldemar Puello Rojas
M.Sc. en Educación Universidad Javeriana
Director CIES sedes Suba y Kennedy